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[ LA COLUMNA DEL RECTOR ]







          EDUCAR PARA LA UTOPÍA:



          NUESTRA UTOPÍA







          Urge superar el espíritu distópico que impregna nuestro tiempo y que

          nos sume en la apatía y la resignación, o peor nos consume en un miedo
          atroz al mañana, y para ello, la educación resulta imprescindible


                       Por Rubén Torres   se refiere a los síntomas de males‑  imaginar el fin del mundo que el
                                          tar motivados por una industria‑  del capitalismo.
                       Nuestra universi‑  lización y urbanización cada vez  Reflejo de un malestar y un diag‑
                       dad acaba de cum‑  mas aceleradas, y ocupa un lugar  nostico pesimista sobre el presen‑
                       plir jóvenes 30 años  creciente, llegando a convertirse  te, el pensamiento distópico de
                       y la ocasión nos in‑  en un fenómeno de masas.     nuestra época posee una nove‑
          vita a revisar camino y resultados.  A grandes rasgos, están las disto‑  dad respecto de manifestaciones
          Desde sus comienzos, y tal como  pías que critican el presente y las  anteriores y es que se gesta en la
          lo propone nuestro lema: Educa‑  que critican las políticas de cam‑  ausencia de utopías.
          ción para la transformación, la uto‑  bio radical. Así, lo que constituye  Rutger Bregman, joven historia‑
          pía ha formado parte central del  una utopía para unos, por ejem‑  dor, autor de Utopía para realistas
          espíritu de nuestra casa.       plo, una sociedad sin clases y sin  (2017) plantea que tenemos que
          La utopía es una provocación, un  Estado, aparece como distopía  dejar de consumir nuestro propio
          experimento mental que nos in‑  para  otros.  La  masificación  del  descontento a través de las en‑
          vita a cuestionar, a imaginar que  imaginario distópico obedece‑  cuestas y de unos medios de co‑
          otro mundo, otras convenciones  ría al sentimiento de que no hay  municación centrados de manera
          son posibles, es la voz audaz y  escapatoria a un futuro que no  incesante en las malas noticias,
          valiente que desafía al  statu quo  puede ser sino una versión degra‑  recuperar el impulso utópico y re‑
          y su capacidad para inspirar a  dada del presente, y su carácter  gresar a la política para identificar
          la acción. Cuanto más nos acer‑  apocalíptico cumple una función  nuestro idealismo compartido.
          camos a ella, más se aleja, pero,  legitimadora del sistema pues  Esa necesidad requiere de apren‑
          aunque nunca la alcanzaremos,  transmite tácitamente la idea de  dizaje continuo y para ello la so‑
          su existencia nos impulsa a se‑  que el momento presente no es  ciedad actual demanda ciudada‑
          guir adelante.                  finalmente  tan  malo  comparado  nos para los cuales el ingreso a la
          En su origen los grandes hitos de  con el futuro que nos aguarda.   era del conocimiento parece con‑
          la civilización siempre llevan la  Para las generaciones nacidas tras  vertir a la educación universitaria
          marca de la utopía. Hace poco, el  la caída del Muro que han creci‑  en un requisito indispensable, y
          filósofo  español  Francisco  Mar‑  do en el entendimiento de que no  coloca a la universidad argentina
          torell Campos publicó  Contra la  existe otro sistema que el capita‑  frente a grandes desafíos: poder
          distopía, un alegato en favor de esa  lista, el pensamiento distópico  relacionar más fuertemente la
          imaginación utópica. La distopía  empuja a intuir que es mas fácil  formación con las demandas del
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